lunes, 31 de julio de 2017

LA LEYENDA DEL COLIBRÍ

LA LEYENDA DEL COLIBRÍ

¿Será cierto que se trata de un ave mágica? Los mayas así lo creían y es por ello que se le atribuye el poder de llevar los deseos de una persona a otra. 
En muchas tradiciones, las plumas de Colibrí son atesoradas por sus cualidades casi mágicas. Se dice que el Colibrí trae amor como ninguna otra medicina puede hacerlo y su presencia trae alegría al observador.
Los mayas más viejos y sabios, cuentan que los Dioses crearon todas las cosas en la Tierra y al hacerlo, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo. Pero cuando ya habían terminado, notaron que no había nadie encargado de llevar sus deseos y pensamientos de un lugar a otro.
Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y con ella tallaron una flecha muy pequeña. Cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la pequeña flecha salió volando. Ya no era más una simple flecha, ahora tenía vida, los dioses habían creado al x ts’unu’um (colibrí).
Los nombres mayas en las aves, generalmente se relacionan con los sonidos que producen, sean sus cantos o sonidos producidos por las plumas, por ejemplo x ts’unu’um para los colibríes. Era tan frágil y tan ligera que el colibrí podía acercarse a las flores más delicadas sin mover un solo pétalo, sus plumas brillaban bajo el Sol como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores.
Entonces los hombres trataron de atrapar a esa hermosa ave para adornarse con sus plumas. Los Dioses al verlo, se enojaron y dijeron: “si alguien osa atrapar algún colibrí, éste morirá”. Por eso es que nadie ha visto alguna vez a un colibrí en una jaula ni tampoco en la mano de un hombre.
De ésta forma es que esta misteriosa y delicada ave ha podido llevar a cabo el encargo de los Dioses:
“El colibrí lleva de aquí para allá los pensamientos de los hombres” Si alguien te desea un bien, el colibrí tomará ese deseo y lo llevará hacia ti.
Si un colibrí vuela alrededor de tu cabeza, no lo toques. El tomará tu deseo y lo llevará a los demás; piensa bien y desea cosas positivas para todos. Piensa que por algo pasó el colibrí por tu camino; piensa que algo realmente extraordinario puede ocurrir.
EL ALMA ATRAE AQUELLO QUE SECRETAMENTE ALBERGA

EL ALMA ATRAE AQUELLO QUE SECRETAMENTE ALBERGA

El alma atrae aquello que secretamente alberga; aquello que ama, y también aquello que teme; alcanza la cúspide de sus más preciadas aspiraciones, cae al nivel de sus más impuros deseos; y las circunstancias son los medios por los que el alma recibe lo que es suyo. Los hombres no atraen aquello que quieren, sino aquello que son. Sus antojos, caprichos, y ambiciones se frustran a cada paso, pero sus más íntimos pensamientos y deseos se alimentan de sí mismos, 
sean estos sucios o limpios. La “divinidad que nos da forma” está dentro de nosotros mismos; somos Nosotros Mismos. El hombre está maniatado sólo por sí mismo. El pensamiento y la acción son los carceleros del destino, ellos nos apresan, si son bajos; ellos son también ángeles de Libertad, nos liberan, si son nobles. El hombre tarde o temprano se da cuenta que él es el labrador de su propia alma, el responsable de su vida. También descubre interiormente las leyes del pensamiento y comprende, cada vez con mayor exactitud, que las fuerzas del pensamiento intervienen en la edificación de su carácter, circunstancias y destino. El hecho de que el pensamiento crea circunstancias, es sabido por todo hombre que durante un periodo de tiempo ha practicado el control de sí mismo. Un hombre no puede escoger directamente sus circunstancias, pero puede escoger sus pensamientos, y de ese modo, indirectamente, pero con certeza, dar forma a sus circunstancias. El hombre es abofeteado por las circunstancias mientras se piense a sí mismo como un ser creado por las condiciones exteriores, pero cuando se da cuenta de que es un poder creativo, y que puede manejar las tierras y semillas de su ser de las que las circunstancias nacen, se convierte en el dueño y 
señor de sí mismo. El hombre es la causa, aunque casi siempre sin ser consciente, de sus circunstancias, y que, mientras aspira un buen fin, continuamente frustra su cometido al estimular pensamientos y deseos que no armonizan con ese fin. El sufrimiento es siempre el efecto de los pensamientos equivocados en alguna dirección. Es indicador de que el individuo está fuera de armonía consigo mismo, con la ley de su ser. El único y supremo uso del sufrimiento es la purificación, quemar todo aquello que es inútil e impuro. El sufrimiento cesa para quien es puro. No hay sentido en quemar el oro después que la escoria se ha retirado, y un ser perfectamente puro e iluminado no puede sufrir. Un hombre sólo empieza a ser hombre cuando deja de lamentarse y maldecir, y comienza a buscar la justicia oculta que gobierna su vida. Y al adaptar su mente a este factor gobernante, cesa de acusar a otros como la causa de su situación, y se forja a sí mismo con pensamientos nobles y fuertes; deja de patalear contra las circunstancias, y empieza a utilizarlas como ayuda para progresar más rápido, y como un medio para descubrir el poder y
las posibilidades ocultas dentro de sí.

jueves, 27 de julio de 2017



Sonreír ante las desgracias puede convertirse en la mejor terapia para superarlas
Una sonrisa se asoma en nuestro rostro cuando algo es capaz de despertar emociones o sensaciones positivas. Evidentemente esto es sencillo cuando las experiencias son positivas, pero resulta altamente beneficioso aprender a sonreír, inclusive ante lo que podemos llamar desgracias.
Cuando somos capaces de sonreír a pesar de atravesar un mal momento, estamos pasando un interruptor en la manera en la cual estamos afrontando alguna adversidad, estamos siendo capaces de encontrar algo positivo en medio de algo que pudiese ser muy trágico y esto tiene el potencial de desencadenar en nosotros una serie de respuestas favorables que podrían ser el inicio de la mejor terapia que podamos aplicar si queremos ver las desgracias de otra manera.
La mayoría de las calamidades se forman en la mente de quien las vive y les da fuerza, lo que para uno representa un problema, para otro es un cambio natural, lo que para algunos demanda demasiada energía, para otros es una oportunidad de fluir con la vivencia. Quizás hayamos escuchado en algún momento que no es lo que nos ocurra, sino cómo reaccionamos ante ello, o bien que la vida es 10% lo que nos sucede y el restante 90% es cómo reaccionamos ante ello.
Nuestra mente genera tormentas ante ciertas situaciones, que podrían ser mucho más llevaderas, cuando aprendemos a mantener la calma, no a fingirla, sino a sentirla realmente, le restamos poder de acción y de creación cuando nuestro esquema de pensamiento se alinea en positivo.
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Algunas cosas que favorecen una buena actitud, son sin duda, la fe y la esperanza, el encontrar un para qué en cada una de las cosas que atravesamos, y evidentemente el sentirnos preparados y confiados en nosotros mismos y en el proceso de la vida para afrontar cada uno de los escenarios en los cuales nos podemos ubicar.
Lo peor de todo ocurrirá solo en nuestra mente, porque inclusive aquello que creemos terrible e inmanejable, si cambiamos el enfoque, terminamos por digerirlo, asimilarlo y aceptarlo. La aceptación es el punto deseado en cualquier proceso de sanación, en cualquier terapia, a través de ella, dejamos de resistirnos, dejamos de tensar las cosas y a partir de este punto nos es posible superar realmente una adversidad.
Nuestra sonrisa, aquella que proviene del alma, será siempre nuestra mejor respuesta cuando no se nos haga sencillo entender, cuando nos enfoquemos en eso positivo que quizás habíamos pasado por alto, cuando entendamos que no siempre tendremos el control de lo que nos pasa, pero siempre podremos decidir cómo nos afecta y cómo nos transforma.
La vida es un desfile de experiencias, siempre encuentra el motivo para alegrar tu alma, si alguna vez te cuesta, piensa en el milagro que eres y todo lo que tuvo que ocurrir para que estuvieses justo aquí, a pesar de que lo que vives ahora, diste de lo que te gustaría experimentar. Disfruta hasta de los malos momentos, porque ellos también son parte de esta maravilla llamada vida.


domingo, 23 de julio de 2017

Los 4 principios budistas para alejarte del sufrimiento




Paulo Coelho encumbró su fama sobre las ruinas del sufrimiento humano. Los libros de superación personal funcionan gracias a la incertidumbre existencial, pues casi nadie tiene la menor idea de lo que es el mundo y de lo que vinimos a hacer aquí. Estamos necesitados de respuestas.

Nos urgen coordenadas e indicaciones de viaje. Desafortunadamente, los bes tseller que tenemos a la mano nos ofrecen una explicación sencilla, pero burda, de lo que el mundo significa y nuestras "posibilidades" dentro de él.  Estos textos procuran no incomodarnos con planteamientos serios y concienzudos sobre la vida. Más bien nos dan la versión más ramplona y sensiblera de la realidad, por lo que nos impiden confrontarnos con nosotros mismos.

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En cambio, hay posicionamientos milenarios que nos dan cuenta de la realidad. Pese a su profunda elaboración, tocan sensiblemente aspectos de la vida cotidiana. Si te has percibido confundido o has tenido la sensación de despertar sin sentido y sin propósito, la explicación budista sobre las Cuatro Nobles Verdades probablemente le den luz a tu camino.


1. Dukkha
La verdad del sufrimiento

«El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento. El dolor, la pena, la aflicción, las lamentaciones y la desesperanzas son sufrimiento. Asociarse con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento. En breve, los cinco factores de la individualidad son sufrimiento».
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Estos cinco factores que se mencionan, son propios de la personalidad humana: cuerpo físico, sensaciones y sentimientos, cogniciones, rasgos y disposiciones de carácter y conciencia. La naturaleza de las cosas parece ser, por sí misma, dolorosa. Estamos inmersos en una dinámica de constante creación y muerte. Gozamos de felicidad, es cierto, pero ésta es sólo momentánea. Sin embargo, no es que el mundo sea un lugar doloroso en sí mismo, se trata del modo en que nos relacionamos con él, es decir, el vínculo al que nos anclamos.


2. Samudaya 
 La verdad del origen del sufrimiento

«Es esta sed o anhelo lo que da pie al sufrimiento, que está ligado al disfrute apasionado y que busca nuevos placeres aquí y allá en la forma de sed de placer sensual, sed de existir y sed de no existir».

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Es el deseo el que origina el sufrimiento. La búsqueda de placeres es justo la intersección entre el mundo y nosotros donde nos apegamos a él. Nos vinculamos de una manera aprehensiva. Existe una premisa básica a partir de la cual este sufrimiento comienza a operar; juzgamos las cosas como buenas o como malas. Al tomarlas de la primer forma, creemos que debemos procurarlas, por lo que sufrimos al no tenerlas o al perderlas, si es de la segunda, padecemos al intentar evitarlas; en cualquier modo, hay turbación emocional.



3. Nirodha
La verdad del término del sufrimiento


«Es la total extinción y cesación de ese mismo deseo, su abandono, su descarte, liberarse del mismo, su no- dependencia».

principios budistas negro espejo-h600La renuncia es liberación. El pensamiento budista no intenta lanzarnos a la angustia existencial de la misma manera en la que lo hizo más tarde el existencialismo francés con Kierkegaard o Sartre, sino que nos señala la vía para la aniquilación del sufrimiento antes descrito.


4. Magga
La verdad del camino

«La esencia de los millares de discursos en los que el Buda explicó su enseñanza de distintas maneras, está contenida en Las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Óctuple Sendero, es decir, Recto Entendimiento, Recto Pensamiento, Recto Lenguaje, Recta Acción, Recta Vida, Recto Esfuerzo, Recta Atención y Recta Concentración».
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Claro que no es una solución sencilla, ésta implica un trabajo personal ligado a la virtud y disciplina. A lo que el último camino se refiere es al Noble Camino Óctuple. Es a partir de aquí donde comienza el verdadero trabajo; no en vano, por su puesto, la culminación de este proceso será el nirvana, el estado último de perfección. Paradójicamente, este estado de iluminación es un apagamiento, se trata de la máxima trascendencia.


A diferencia del pensamiento occidental, que ante una crisis personal busca enaltecer la personalidad del individuo (haciéndole ver lo bueno que es, lo valiosa que es su vida, el enérgico empeño que tiene que poner para conseguir, ganar, acumular...) este planteamiento oriental se encamina por una vía sustractiva: dejar, soltar y renunciar a los caprichos del ego.