Una sonrisa se asoma en nuestro rostro
cuando algo es capaz de despertar emociones o sensaciones positivas.
Evidentemente esto es sencillo cuando las experiencias son positivas,
pero resulta altamente beneficioso aprender a sonreír, inclusive ante lo
que podemos llamar desgracias.
Cuando somos capaces de sonreír a pesar de atravesar un mal momento, estamos
pasando un interruptor en la manera en la cual estamos afrontando
alguna adversidad, estamos siendo capaces de encontrar algo positivo en
medio de algo que pudiese ser muy trágico y esto tiene el
potencial de desencadenar en nosotros una serie de respuestas favorables
que podrían ser el inicio de la mejor terapia que podamos aplicar si
queremos ver las desgracias de otra manera.
La mayoría de las calamidades se forman
en la mente de quien las vive y les da fuerza, lo que para uno
representa un problema, para otro es un cambio natural, lo que para
algunos demanda demasiada energía, para otros es una oportunidad de
fluir con la vivencia. Quizás hayamos escuchado en algún momento que no
es lo que nos ocurra, sino cómo reaccionamos ante ello, o bien que la vida es 10% lo que nos sucede y el restante 90% es cómo reaccionamos ante ello.
Nuestra mente genera tormentas ante
ciertas situaciones, que podrían ser mucho más llevaderas, cuando
aprendemos a mantener la calma, no a fingirla, sino a sentirla
realmente, le restamos poder de acción y de creación cuando nuestro
esquema de pensamiento se alinea en positivo.
Algunas cosas que favorecen una buena actitud, son sin duda, la fe y la esperanza,
el encontrar un para qué en cada una de las cosas que atravesamos, y
evidentemente el sentirnos preparados y confiados en nosotros mismos y
en el proceso de la vida para afrontar cada uno de los escenarios en los
cuales nos podemos ubicar.
Lo peor de todo ocurrirá solo en nuestra
mente, porque inclusive aquello que creemos terrible e inmanejable, si
cambiamos el enfoque, terminamos por digerirlo, asimilarlo y aceptarlo.
La aceptación es el punto deseado en cualquier proceso de sanación, en
cualquier terapia, a través de ella, dejamos de resistirnos, dejamos de
tensar las cosas y a partir de este punto nos es posible superar
realmente una adversidad.
Nuestra sonrisa, aquella que proviene del
alma, será siempre nuestra mejor respuesta cuando no se nos haga
sencillo entender, cuando nos enfoquemos en eso positivo que quizás
habíamos pasado por alto, cuando entendamos que no siempre tendremos el
control de lo que nos pasa, pero siempre podremos decidir cómo nos
afecta y cómo nos transforma.
La vida es un desfile de experiencias,
siempre encuentra el motivo para alegrar tu alma, si alguna vez te
cuesta, piensa en el milagro que eres y todo lo que tuvo que ocurrir
para que estuvieses justo aquí, a pesar de que lo que vives ahora, diste
de lo que te gustaría experimentar. Disfruta hasta de los malos momentos, porque ellos también son parte de esta maravilla llamada vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario